domingo, 20 de mayo de 2012

Vivía en un segundo (tres estrambotes)

            El relato de ayer podría no estar cerrado. En la vida, y acaso en la muerte, siempre hay múltiples alternativas. De esta encrucijada de finales, escojo tres. Cada uno sube, o baja, los escalones a su bola. Aquí van:

ESTRAMBOTE 1:
…-balbució una disculpa, y ahora sí me pareció hermosa de verdad-. Si esperas un momento, iré por ella.
        Tardó bastante en volver. Cuando lo hizo, traía las manos vacías y un gesto de contrariedad.
       -No sé lo que ha podido pasar. El hecho es que no la encuentro. Quizá la olvidé ayer, en mi última visita.
        Aquel toque de desolación me conmovía, lo confieso.
       -Bien, -concluyó, mientras empujaba la puerta con firmeza- lo lamento, pero, visto lo visto, habrá que dejarlo para otro día.

ESTRAMBOTE 2:

…-balbució una disculpa, y ahora sí me pareció hermosa de verdad-. Si esperas un momento, iré por ella.
          Vi como giraba sobre sí misma, decidida. Aquello se estaba poniendo serio, y me asusté. Mis amantes saben que, por dignidad, rehúyo todo tipo de compromisos. Deduje que aún me quedaba una oportunidad.
           Bajé los escalones con más celeridad aún que cuando, unos minutos antes, los había subido.

 ESTRAMBOTE 3:
…-balbució una disculpa, y ahora sí me pareció hermosa de verdad-. Si esperas un momento, iré por ella.
          
            Volvió enseguida. La afilada hoja del artefacto relucía hacia un sol de cereales.
       

         -Bueno, muchacho, aquí la tienes –me la entregó con tono autoritario-. Está nuevecita, la guadaña, así que ten mucho cuidado. Si la estropeas, te lo descuento de tu jornal de segador.
  
PODRÍA SER UNO DE ESTOS FINALES, O CUALQUIER OTRO...

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