viernes, 12 de septiembre de 2014

Cincuenta y nueve (o nada)




                    Para morir un año es suficiente vivir alguna vez un poco…  Desmentir al poeta supondría dieciséis.  Arrancarse la costra y descubrir cómo supura el olvido, una docena, exactamente.  Recibir wasap, enfriar cava, acechar vacíos…  (Rebobinando, casi cuarenta).  Se pueden contar palabras, velas, aniversarios… Nunca soledades de calendario.
           Cincuenta y nueve mentiras encendidas. Luego, fugaz, el soplo de la nada.


(Con esas 59 palabras, comparto tarta y desconcierto. A estas alturas, nada más queda. Nada)