martes, 18 de noviembre de 2014

Añoranza de San Esiquio


              18 de noviembre: San Esiquio. Procesión de hormigas vocales bajo dos cifras de almanaque. Otro día más para transitar por ese desvarío de los rodapiés. Giran en redondo, estúpidas, las manecillas del reloj. Giran, también, restos del desasosiego en el tambor de la lavadora. O quizá se trate de unas simples bragas, sabemos tan poco sobre sentimientos y coladas... La impostura reclama su diaria ración de pan a medio chamuscar, esa tertulia mediática de la catástrofe. Tiempo de  agonías, de lapidaciones, de patíbulos. Como todos los tiempos.

               Camino del bar, vómitos secos por los portales, sueños oxidados junto al contenedor. A falta de nieve, excrementos de perro sepultan las aceras de la memoria. Falta mucho para navidad y nadie enarbola aún botellas de cava como ofrenda al dios del goce impuesto. El camarero resuda su obesidad en la misma camisa raída de anteayer. Por supuesto, no regala décimos premiados. Ni siquiera el café. San Esiquio no conoció los bares, tampoco la lotería. Lo arrojaron al río Orontes con una piedra en el lomo. Afortunado, no tuvo que volver para arrastrarla, de nuevo, ladera arriba.
              
             Nosotros, sí, aunque finjamos ignorarlo. En los folletos del híper, anuncian la quincena de la amnesia, gran promoción de olvidos en oferta. 18 de noviembre: San Sísifo, imbécil y mártir. Tan digno, tan ignorante de su cotidiana muerte, por esa calle en cuesta, camino de la oficina.

         

martes, 4 de noviembre de 2014

La incierta soledad de las lubinas (y 3)


Puede que todo, al final,
se reduzca a eso,
estupidez de ojos
a la hora del mercado,
sueños, incertidumbres,
puede que todo, al final,
sea solo el delirio
entre los mostradores
de una pescadería,
                                 el goteo
de una vida entre espinas
arqueadas, diferentes 
besos no dados
en labios similares,
un soplo del deshielo
a media tarde,
algún instante en fuga,
la aprendida,
                      la incierta
soledad que escurre en las lubinas.



                  Última entrega del poema premiado en el  II Certamen Internacional Un café con literatos.  A partir de ahora, amigos, es tiempo de callos con garbanzos.